Chile: Breve Imaginería política - 1970 - 1973
Chile: Breve Imaginería política - 1970 - 1973

Las manos de Víctor Jara

Joan Turner
Víctor Jara
 
Las manos de Víctor Jara
Joan Turner [ 1 ] [ 2 ]
DICAP :
catálogo 1968 - 1973
Antes de la Nueva Canción
Osvaldo Rodríguez
La Nueva Canción Chilena
Fernando Barraza

La Peña de los Parra
Osvaldo Rodríguez

La Peña de los Parra :
catálogo 1968 - 1973

 

Víctor Jara, 1967.

Víctor Jara: La población, 1972.
Víctor Jara:  Pongo en tus manos abiertas ... (afiche)
Víctor Jara, El derecho de vivir en paz, 1971.
Víctor Jara: Canto por travesura, 1973.

 

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Víctor hizo también una canción sobre las manos de Angelita Huenumán, una india mapuche que, en una minúscula pieza sombría, con suelo de tierra, hacía en su telar frazadas de colores con dibujos extraordinarios. Utilizaba lana hilada y teñida por ella misma, de los corderos que ella también criaba y cuidaba. Angelita vivía con un niñito, lejos de todo, entre los lagos, los bosques y las montañas de Arauco:

Sus manos bailan en la hebra
como alitas de chincol,
es un milagro cómo teje
hasta el aroma de la flor.
En sus telares Angelita
hay tiempo, lágrima y sudor,
están las manos ignoradas
de mi pueblo creador.

Los años sesenta dieron un nuevo impulso a la lucha por una sociedad más justa y suscitaron exigencias más perentorias de cambios fundamentales. En estas condiciones, el compromiso de Víctor también maduró, y en 1969 escribió La plegaria a un labrador, en donde la mano del hombre ya no es sólo un símbolo de amor que une a los individuos. Ahora pasa a ser un símbolo de orgullo y de reconocimiento de la propia identidad, un símbolo de fuerza y de lucha colectiva por una causa común:

Levántate
y mira la montaña
de donde viene
el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma,
levántate
y mírate las manos,
para creer estréchala a tu hermano;
juntos iremos
unidos en la sangre,
hoy es el tiempo que puede ser mañana.

La Plegaria a un labrador fue escrita un año antes que Allende llegara a ser presidente de Chile. Los cuatro años de vida que le quedaban, Víctor los consagró a aquello en lo cual él más creía: el gobierno de la Unidad Popular, la posibilidad de construir un Chile socialista e independiente por medios pacíficos.

Víctor, director de teatro de éxito, cantor y compositor popular, seguía, sin embargo, al lado de la gente con que había nacido: los obreros y los campesinos de Chile. El decía: La mejor escuela de arte es la vida misma. Decía también: A veces quisiera ser diez personas para ayudar en todo lo que hay que hacer. Pasó sus últimos cuatro años componiendo, cantando, recorriendo todo Chile y América Latina, listo en todo momento a cumplir la tarea que fuera necesaria. Yo lo veo en el campo, bajo el sol enceguecedor, ayudando en la cosecha de maíz, desmembrando la planta de arriba abajo con gran habilidad; y durante la pausa consagrada al reposo, sentado en la tierra seca y polvorienta, bajo los eucaliptos, listo para tocar la guitarra y cantar, escuchar o discutir. Lo veo en una bodega haciendo equilibrios arriba de una enorme pila de sacos de azúcar. Está desnudo hasta la cintura y transpira. Es una dura faena levantar los pesados sacos y ordenarlos a la velocidad con que los grupos de trabajadores voluntarios los traen desde los vagones del Ferrocarril. Todos ellos luchan contra las consecuencias de la huelga de los dueños de camiones que la CIA financia para paralizar Chile.  Víctor ríe y bromea. Su entusiasmo es contagioso, y a su alrededor todos trabajan mejor en equipo.

Once de septiembre de 1973: Día de la monstruosa y criminal agresión militar contra el pueblo chileno; día en que se desencadena el fascismo.

Víctor deja la casa para presentarse en su lugar de trabajo: la Universidad Técnica del Estado. Víctor es hecho prisionero junto a muchos más y llevado al Estadio Chile, lugar donde antes se han celebrado tantos festivales de la canción. Víctor es allí humillado, golpeado, torturado, como tantos otros. Le quiebran las manos. Luego lo acribillan hasta matarlo, y su cuerpo es arrojado a la calle y recogido después por una patrulla, que lo lleva hasta la morgue de la ciudad. Allí lo encuentro yo, entre montones de cuerpos de estudiantes, de trabajadores, de profesores. Allí entiendo de verdad lo que significa el fascismo. Querría morirme, pero es necesario que yo siga viviendo, aún con el suplicio de Víctor incrustrado dentro de mí. Saco fuerzas de su vida y de su coraje.

En alguno de esos cinco días Víctor escribió:

Sólo aquí
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas
................................
Somos diez mil manos
manos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del compañero presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
 Así golpeará nuestro puño nuevamente.

Los fascistas chilenos convirtieron las manos de Víctor en un símbolo de los monstruosos crímenes que han cometido contra el pueblo de Chile, en un símbolo del horror y de la represión. Pero yo me acuerdo de ellas como de un símbolo de amor, de vida, de felicidad; y yo he sentido, cada vez más, el calor de miles y miles de manos solidarias tendidas por hombres del mundo entero.

Veo a Víctor de pie en un estrado al aire libre, en Santiago, frente a una multitud; en el océano de rostros humanos hay obreros, mineros, campesi­nos, familias venidas de las poblaciones, estudiantes, hombres, mujeres y niños de Chile. Esta masa enorme bulle con una vida propia, y encontrarse en medio de ella, con su aire de fiesta, su euforia, su resolución, con las banderas llameando sobre las cabezas, es una experiencia que no olvidaremos jamás. Y ese pueblo canta junto a Víctor:

Aprendí el vocabulario
del amo dueño y patrón. 
Me mataron tantas veces
por levantarles la voz.
Pero del suelo me paro
porque me prestan las manos,
porque ahora no estoy solo,
porque ahora somos tantos.

 

 

Joan Turner
Araucaria de Chile n°2 - Francia, 1978



 

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Afiches y murales. Gráfica política 1970 - 1973
Afiches y murales. Gráfica política 1970 - 1973

 

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Una calle Salvador Allende ... en el mundo

 

 


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