Un pensamiento para ustedes, estén donde estén, y para los vuestros, en estas fiestas decembrinas, que deberían convocar el amor más que el gasto y la codicia. Y, por supuesto, con el deseo de que el año que viene les traiga lo mejor. Y un pedido especial: que tengamos presentes, ahora que los perros de la guerra ladran de nuevo, a las futuras víctimas, y a quienes los aman y los llorarán. Con la esperanza de que un sobresalto colectivo e internacional pare la guerra que exigen el complejo militaro-industrial y la mafia conservadora, religiosa y petrolera de Estados Unidos, hoy más que nunca me ratifico en mis viejas creencias de fraternidad y solidaridad humanas. Un gran abrazo.
Alfredo Pita. Francia.