( 07/2001 ) -- Aunque pesa sobre Pinochet una orden de detención internacional (los procesos en Argentina, España, Bélgica y Suiza siguen su curso) además de los doscientos procesos de acusación por crímenes que tiene pendiente en Chile.
... aunque Pinochet forme parte de aquellos monstruos engendrados en esta época de demencia e irresponsabilidad, condenados por el mundo, el fallo emitido por la Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de Chile testimonia de la incapacidad de la justicia chilena de asumir su papel y de hacer real justicia. El fallo demuestra flaqueza, debilidad y cobardía y no sólo desprestigia la ya cuestionada imagen, manchada de corrupción, del sistema judicial de Chile, sino que además ensucia las páginas de la historia chilena y del mundo con una decisión vergonzosa, deshonesta, que pretende dejar impune a uno de los personajes más detestables de esta época. El fallo de sobreseimiento a Pinochet de la Corte de Apelaciones constituye un insulto, un atentado a la ética y a la dignidad, un gesto de desprecio al mundo, una tentativa más de negar la evidencia de su responsabilidad fundamental en los crímenes cometidos durante la dictadura militar, una tentativa más de afirmar lo notoriamente falso, de sostener lo insostenible: su pretendida inocencia.

Queda claro que la mentira oficial no aspira a ser creída ni aceptada, ya que es de toda evidencia imposible que eso se produzca, les basta entonces con imponerla con prepotencia, con la complicidad de un fingimiento acordado, de una farsa, por medio de una escenarización marcada por la hipocresía, por la soberbia y la falsedad de los poderosos, y la cobardía y sumisión de un gobierno que recula y se rinde dando la espalda el desafío fistórico de hacer justicia y de rescatar los valores más humanos y esenciales en un sistema social en vías de pudrición.

Estos hechos revelan la gran irresponsabilidad e incapacidad para asumir el deber histórico de justicia real para condenar a los culpables de las aberraciones cometidas durante la tiranía. Queda más claro que nunca entonces que los esfuerzos de justicia, como aquellos, por ejemplo, que hoy se realizan contra Videla, Massera y Milosevic, no pueden ir aislados de considerar un sistema y unas estructuras sociales que imponen la administración por el terror, y que no sólo permiten sino que estimulan la gestación de estos monstruos. Pinochet y su régimen no fueron un fenómeno aislado, la Operación Cóndor de los años 70-80 en América Latina, con los tristemente célebres impactos en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, ilustra claramente una estrategia concertada respondiendo a los intereses concretos de un sistema.

¡El desafío es entonces encarar los esfuerzos de justicia en un marco de búsqueda de cambio estructurales!

Isabel. Canadá.