( 12/2006 ) --- Perro muerto, porque se fue sin pagar… Era mortal y no estábamos reconciliados.

Más de 800 grados celsius para incinerar los restos del dictador. Además, de helicópteros Súper Puma para trasladar su cadáver al cementerio. Aparatos similares a esos otros que entonces, no pudieron ser filmados por las cámaras de ningún canal para saber finalmente: "¿Dónde están?"

Pinochet, el de la Junta, que volvía a la Escuela Militar. Él que transitaba en esas comitivas infinitas y veloces, con los furgones oscuros, tipo Los Magníficos y Mercedes Benz de cortinas celestes. Recordándonos a su paso, todo el poder de su poder.

Y Chile globalizado en las noticias pasó de nuevo el examen sobre la calidad de su democracia. Bien por la firmeza de Michelle Bachelet, pero quedamos para marzo con la suma de signos, gestos y trampas que finalmente configuraron un funeral del Ejército para el pinochetismo enardecido.

El capitán-nieto sedicioso y deliberante. Mientras, a otro nieto, de otro Comandante en Jefe, no le quedaba otro recurso que honrar a su abuelo escupiendo esa urna venerada. Treinta y tres años han transcurrido y ya son los nietos…

Pinochet, el pésimo orador que aleteaba sus brazos para enfatizar sus dichos. El abuelo regordete y socarrón del final de sus horas. El eterno soldado. El mito…hoy es polvo. Mientras, el pinochetismo vive su primavera y busca entre tanto viudo, fin a su orfandad.

Esta vez están todos. Políticos y empresarios. Son los mismos que en elecciones lo ocultaron. Esta vez ya no tienen excusa para poner distancias. Un mínimo de agradecimiento a "la obra". A las herencias tangibles que son las que de verdad importan. Las AFP y las Isapres, la desprotección y el trabajo precarizado. Frente a "la obra", que pueden significar nuestros detenidos desaparecidos. ¿Cuánto vale el progreso?

¿Qué sucederá ahora con la fortuna hecha con coimas y robos?

Pinochet de probo a ladrón. De milico en casa fiscal a rentista con ahorros en dólares. Pinochet y la primera vez que lo vi en 1980. Estaba en la Plaza de Temuco y era vitoreado por trabajadores del Pem y campesinos mapuches con carteles repartidos desde un camión municipal.

Pinochet antes del 23 de agosto del 84, anunciando la "Operación Alfa Carbón" de la CNI. Operativo desde Concepción al sur que tuvo entre sus víctimas a Nelson Herrera, muerto de un balazo en la frente, mientras estaba esposado en una ambulancia. Proceso aún pendiente en la justicia chilena.

Pinochet salvando del atentado y decretando con su vocero Cuadra la venganza. Y luego… esos últimos minutos de mi hermano arrancando de sus captores que lo acribillarían más tarde.

Pinochet después del 90, recordando continuamente todo el poder que mantenía junto a las FFAA y sus socios civiles del empresariado y la política. Los mismos que ahora lo despedirán en pleno, mientras se mordían la lengua de sus dichos de lejanía.

En un país donde el dictador se va a la tumba sin condenas luego de chantajear a la naciente y débil democracia, resulta desmesurado pedir respeto y mesura a los que salen a brindar y festejar por su deceso. No hay comparación entre una señalética destruida y centenares de detenidos-desaparecidos hundidos en el mar con trozos de rieles como anclas. No hay comparación…

Este Ejército que rinde honores sigue dificultando su reinserción democrática. Porque el tiempo de la justicia tuvo a lo menos 16 años, frente a un pinochetismo que aún sigue demostrando el poderío que guarda, y que ha quedado evidenciado en los funerales del dictador.

El arzobispo condena la píldora del día después, mientras reza por Pinochet con desparpajo junto a otros curas que como Hasbún se refieren "al ciudadano del cielo" que despiden. Los márgenes de la decencia y la ética saltan por sus costuras…mientras la mojigatería se pasea coqueta.

Aquí falta un desagravio al pueblo de Chile, a esos miles de caídos. Parece que la Verdad y la Justicia podrían ser un buen regalo para el Bicentenario.

¿Pensaran los asesinos presos en las cómodas cárceles militares, que ahora si podrán ampararse en la verticalidad del mando y sus órdenes? ¿Cómo estarán Contreras, Corvalán y Bauer articulando sus defensas y descargos?

La alegría ante la muerte de Pinochet y "el ya cayó" se parece demasiado a otros triunfos morales como el Combate Naval y el Desastre de Rancagua. O los empates a cero en el extranjero. Es la catarsis ante el fin del mito, pero es a lo Pirro, porque sin Pinochet la Justicia sigue aún más pendiente.

El domingo 10 parece que el dictador apostaba que podía ganar la batalla a su viejo y cansado corazón. Esa mañana imagino su retorno a casa creyendo sumar otra sobrevivencia. Pero, su juego llegaba hasta allí. Esta vez fue sin dilaciones y Rodríguez Grez ya no pudo salvarlo. Y todos los dispositivos y ucis ya no fueron suficientes.

Pero hizo perro muerto, porque se fue sin pagar…

Ignacio Vidaurrázaga
diciembre 2006, Chile
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Ignacio Vidaurrázaga Manríquez es periodista. Su hermano Gastón fue ejecutado como represalia por el atentado contra Pinochet.