Trabajo de Parto (Ojalá)
( 12/2001 ) -- El Pueblo está en armas. Su palabra como acto es su arma. La ética insoslayable de su reclamo es su legitimidad y razón.
Frente a esto el Poder de siempre y sin patria ni madre, con el rostro de hoy declara la guerra. Guerra al pueblo. Negación de sus derechos civiles, esto es, su libertad de cantar su NO en cualquier ritmo que le brote, de su justicia, y de su, aún más grave, democracia verdadera y directa. Declara el estado de sitio. Intentando una vez más tapar el sol con una pestaña, la pestaña del Poder. Pero el ojo del pueblo es sol. El Poder declara la guerra al digno NO. Guerra al Basta de la dignidad y el hambre. El Pueblo está en armas, no en balas. Su grito y su acto y su silencio dispara verdades más mortales que el plomo para el Poder y la codicia. El que responde con balas reales, de goma y de lágrimas. Inútiles, porque su eventual victoria es su derrota. Y disparará aún más veneno si el Basta no es firme digno y general como parto en el momento justo como horizonte rojo de amanecer y canto.
El Pueblo está en armas, esta preñado, de bien y justicia, de Democracia verdadera y de digno NO. ¿Quién puede des-legitimizar su clamor, aún des-legalizándolo?
Estado de sitio, es la respuesta al dolor y la paciencia. Sitiemos entonces a la mentira, a la injusticia, al olvido, al que no se hermana. Que no nos confundan. O dividan.
Que nos hermanemos en el rostro del que dignamente protesta. Que el saqueo es arriba aunque se lo nombre abajo. Que no logren enfrentar pueblo a pueblo. Otro mundo es posible, es necesario. Un mundo en el que quepan muchos mundos. Que no nos vendan la derrota de la alternativa única, la de ellos, la del Poder de siempre y por el nunca. Que la digna Memoria no deje lugar para olvidar que este rostro del Poder infame no es solo el de hoy, y que sonrÃe su mueca aún por más de 25 años en estas tierras y dolores pero nunca olvido. Que no nos vendan la mentira de que el recambio de las codicias como rostros en el estrado del Poder es la solución y la salida, y menos aún el parto. Ni tampoco en su horizonte. Que veamos, en panza, paso, grito, voz y acto que el cambio real que no es enmascarada continuidad florece en el acto de revolucionar la relación del poder con quienes lo ejercen, y con quienes lo sufren, esto es, construir una cultura polÃtica realmente nueva, la que surge de un nuevo modo de ver y relacionarse con el poder. No para tomar el poder, sino sin estrategias, sin recetas, sin tácticas, sin reglas universales, revolucionar la relación del pueblo con el poder. Y en esto, construir un nuevo mundo, mejor y verdadero, directo y democrático. Que quien mande lo haga obedeciendo, al arma del pueblo que es su necesidad digna y su palabra y memoria, que la democracia sea verdadera, directa libre y justa. Y de todos para todos sea el camino, el paso, el horizonte.
El Pueblo está preñado de Basta y esto es de esperanza, y no es esto poco. Está preñado, de bien y justicia, de Democracia verdadera y de digno NO. El momento es ahora, el ver la necesidad, el rostro y el espejo del otro como propio. Y que la consecuencia este ver sea la verdad como palabra y acto, como nuevo horizonte pariendo.
Entonces, (como dice el himno nacional) ¡Al gran pueblo argentino, salud! ¡Salud! en su No, en su Basta, en su horizonte, en su paso. O parirá el Poder quizás engaño, la codicia y el olvido.
Y entonces contra el Tango, veinte años serán mucho, peinando las canas del dolor y la oportunidad desvanecida.
Augusto Alcalde, 19 Diciembre-2001. Planeta Tierra, Tierra Latina. AquÃ, todavÃa. (desde Argentina)
Frente a esto el Poder de siempre y sin patria ni madre, con el rostro de hoy declara la guerra. Guerra al pueblo. Negación de sus derechos civiles, esto es, su libertad de cantar su NO en cualquier ritmo que le brote, de su justicia, y de su, aún más grave, democracia verdadera y directa. Declara el estado de sitio. Intentando una vez más tapar el sol con una pestaña, la pestaña del Poder. Pero el ojo del pueblo es sol. El Poder declara la guerra al digno NO. Guerra al Basta de la dignidad y el hambre. El Pueblo está en armas, no en balas. Su grito y su acto y su silencio dispara verdades más mortales que el plomo para el Poder y la codicia. El que responde con balas reales, de goma y de lágrimas. Inútiles, porque su eventual victoria es su derrota. Y disparará aún más veneno si el Basta no es firme digno y general como parto en el momento justo como horizonte rojo de amanecer y canto.
El Pueblo está en armas, esta preñado, de bien y justicia, de Democracia verdadera y de digno NO. ¿Quién puede des-legitimizar su clamor, aún des-legalizándolo?
Estado de sitio, es la respuesta al dolor y la paciencia. Sitiemos entonces a la mentira, a la injusticia, al olvido, al que no se hermana. Que no nos confundan. O dividan.
Que nos hermanemos en el rostro del que dignamente protesta. Que el saqueo es arriba aunque se lo nombre abajo. Que no logren enfrentar pueblo a pueblo. Otro mundo es posible, es necesario. Un mundo en el que quepan muchos mundos. Que no nos vendan la derrota de la alternativa única, la de ellos, la del Poder de siempre y por el nunca. Que la digna Memoria no deje lugar para olvidar que este rostro del Poder infame no es solo el de hoy, y que sonrÃe su mueca aún por más de 25 años en estas tierras y dolores pero nunca olvido. Que no nos vendan la mentira de que el recambio de las codicias como rostros en el estrado del Poder es la solución y la salida, y menos aún el parto. Ni tampoco en su horizonte. Que veamos, en panza, paso, grito, voz y acto que el cambio real que no es enmascarada continuidad florece en el acto de revolucionar la relación del poder con quienes lo ejercen, y con quienes lo sufren, esto es, construir una cultura polÃtica realmente nueva, la que surge de un nuevo modo de ver y relacionarse con el poder. No para tomar el poder, sino sin estrategias, sin recetas, sin tácticas, sin reglas universales, revolucionar la relación del pueblo con el poder. Y en esto, construir un nuevo mundo, mejor y verdadero, directo y democrático. Que quien mande lo haga obedeciendo, al arma del pueblo que es su necesidad digna y su palabra y memoria, que la democracia sea verdadera, directa libre y justa. Y de todos para todos sea el camino, el paso, el horizonte.
El Pueblo está preñado de Basta y esto es de esperanza, y no es esto poco. Está preñado, de bien y justicia, de Democracia verdadera y de digno NO. El momento es ahora, el ver la necesidad, el rostro y el espejo del otro como propio. Y que la consecuencia este ver sea la verdad como palabra y acto, como nuevo horizonte pariendo.
Entonces, (como dice el himno nacional) ¡Al gran pueblo argentino, salud! ¡Salud! en su No, en su Basta, en su horizonte, en su paso. O parirá el Poder quizás engaño, la codicia y el olvido.
Y entonces contra el Tango, veinte años serán mucho, peinando las canas del dolor y la oportunidad desvanecida.
Augusto Alcalde, 19 Diciembre-2001. Planeta Tierra, Tierra Latina. AquÃ, todavÃa. (desde Argentina)