( 01/2001 ) -- Estamos muy impactados con los que está sucediendo en Chile. Me han estremecido profundamente las revelaciones recientes, como si no hubiéramos estado al tanto de todas esas prácticas aberrantes e inhumanas.
Han sido momentos de mucho dolor. Inevitablemente recuerdo aquellos pocos días posteriores al golpe que pasé escondida con varios otros y con Fernando Ortiz en la casa de uno de los parientes de la familia ... Estábamos reunidos allí por una casualidad o tal vez pour una de esas ineficaces planificaciones de la seguridad interna del partido, que finalmente me dió esa extraña ocasión de conversar larguísimo con él sobre toda esa oscura realidad que nos caía encima y elucubrar sobre las posibles consecuencias futuras de ella, sin jamás imaginar la verdadera envergadura, crudeza e impacto que tendría en nuestra vida y nuestra historia. Fueron conversaciones medio susurradas, tratando de vencer el miedo, el frío y cuidando de no despertar la curiosidad de los vecinos con nuestros movimientos en la casa. Él fue el primero en partir desde que se levantó el toque de queda, me quedé con un abrazo apretadísimo que me dió antes de subir a la vieja citroneta que se lo llevó, fue la última vez que lo ví y se me quedó todo eso grabado.

La decisión que el juez ha tomado es de gran significación. Sin duda que todos los avances que se han logrado son consecuencia de tantos esfuerzos incansables desplegados por los familiares de los desaparecidos por un lado, las pocas fuerzas políticas mobilizadas en esa causa (que me parece son marginales) y el apoyo internacional… Creo que independientemente de lo parcial de los avances, éstos tienen un inmenso significado. El reconocimiento público de parte de las fuerzas armadas de su implicación es un enorme paso. No soluciona el problema, claro que no, de todos modos, no hay solución para el drama que todos llevamos a cuesta y que nos ha marcado la vida. No hay solución para los que ya no tienen padre, o marido, o hemana, o hermano, o hija, hijo... el dolor, ¿Cómo se soluciona?, la vida destrozada ¿Cómo se rehace? ¿Cómo se llena el vacío de tantos que ya no están?, ¿Cómo se recupera tanta cosa querida que perdimos? Admiro profundamente a tantas mujeres, puesto que son sobre todo mujeres, que tan dignamente y valerosamente han ido conquistando el derecho a vivir dentro de todo eso. Ojalá, ojalá muchas de ellas hallan logrado recontruir sus viditas. Pero toda una generación quedará marcada para siempre con los horrores que nos hicieron y toda una generación quedará para siempre marcada por la dispersión de decenas de miles que quedaron por el mundo, sobreviviendo al comienzo y ya, poco a poco, echando raíces en cientos de culturas diferentes, de lenguas diferentes, alejándose en muchos casos, para siempre de esa tierra nuestra. No nos solucionarán esto, ya los abismos son demasiado profundos. Pero también hay otra generación, la que llegó después y la que era apenitas joven y que vivió la noche negra sin conocer el día, esa generación tiene derecho a otra vida, a otra realidad. Por todo eso hay que continuar. La lucha es por recuperar la humanidad dentro de tanta demencia. Por conquistar un poco de pureza entre tanta podredumbre.

... Son las cuatro y media de la mañana... es demasiada cosa para poder dormir...

Isabel. Canadá.