(04/2006 ) -- Peleamos, andamos por el mundo haciendo lo que creemos que hay que hacer, uno es testigo de cosas maravillosas e inquietantes, entra en las ciudades ocultas, escucha voces ancestrales; se conmueve, hace lo que cree... pero todo es íntimo, personal... y está bien.

Es, de alguna manera, la garantía de que estamos en terreno humano, estamos entre nosotros, entre compañeros y amigos y hermanos y no entre entelequias esquivas y abstractas, todo pasa en el terreno de lo humano, del sueño humano... estamos en nuestra pequeña, estremecedora, limpia, terrible historia. Pensaba en eso hace unas horas en el acto con que los movimientos sociales y la izquierda chilena recibieron a Evo Morales. Hacia el final del acto estaba actuando el Inti Illimani, y todos cantaban, y era un hermoso acto, Evo había desbordado las convenciones diplomáticas y había hablado de que había que unirse, y se había producido una extraña comunicación entre ese campesino aymara, que habla un castellano insuficiente y ese pueblo de izquierda, receptivo, necesitado de escuchar nuevas voces que vienen de lo más profundo, que se remueven cuando de un momento a otro los temas limítrofes chilenos centrales empiezan a revelarse impúdicos, libres, sueltos y enérgicos... y Evo dice que le había preguntado a Lagos por los prisioneros mapuches, y dice simplemente, esos son, compañeros, nuestros presos politicos de hoy día, y los temas límites se lanzan uno tras otro, y de un momento a otro toda la concentración está gritando ¡Mar para Bolivia!¡Mar para Bolivia!¡Mar para Bolivia! ... y Evo en vez de sonreír tranquilamente se suma a ellos...

Fue una hermosa tarde en estos días turbios de consagración del orden... y fue entonces que yo pensaba que todo esto es, siempre, al final, historia íntima.

( ... ) Yo estaba una noche cualquiera en París leyendo la prensa por Internet, como muchas noches, siguiendo de lejos la historia americana, sintiendo de tan lejos lo que pasaba en nuestras calles y caminos, y campos. Entre tantas informaciones, desde Bolivia seguían hablando de los cocaleros, yo había seguido la historia de esos ex mineros, ex obreros que en el Chapare tropical enfrentaban al ex dictador Banzer... y llegó el momento en que los honorables diputados del sistema deciden expulsar del parlamento a un joven diputado cocalero elegido con la mas alta mayoría nacional... y lo sacaron, literalmente a empujones... y allí estaban las imágenes de Evo Morales... eran los tiempos en que los helicópteros de la DEA norteameamericana y de las fuerzas armadas bolivianas masacraban a los cocaleros en Villa Tunari... estamos a comienzos de los 90.

(El otro día a los milicos incompetentes se les quemó nuestro edificio de la UNCTAD, y yo pensaba en que habíamos estado filmando la epopeya de la construccción de un edificio excepcional en tiempos record, y habíamos entrevistado a los constructores... y eran esos tiempos en que íbamos a "nuestro" edificio, porque era de la juventud y de la cultura... )

( ... ) Fue una hermosa tarde, Fernando, una linda tarde de alegría, de esperanza, de desenfado... tu sabes, como muchos, que la alegría para nosotros siempre, siempre, tendrá un momento para los que no están, y eso le da una resonancia especial, siempre estaremos alegres y tristes al mismo tiempo, todo momento de plenitud lo compartimos con los otros, con aquellos que solo están viviendo furiosamente en nosotros... es por eso que todo momento es íntimo, trascendente. ( ... )

René, Santiago. Chile.
04/2006